9.5.07

Quizás me haya tocado una vida corta

Quizás me haya tocado una vida corta. ¿Dónde está la medida? La relatividad.

Quizás sea corta y profunda. Es lo que me gustaría. Sentirla a raudales. Cada minuto de mi corta vida. Llegar al punto límite de la no maduración. Plegar velas. Clavar el ancla. Mecerme en éste u otro compás.

Cuando llegue al límite, dejadme caer allí. Será mi sitio. Arribaré tan cansada. Hasta entonces, muchas veces tocaré fondo y pensaréis que ya no emergeré. Pero reflotaré, izada por un solo instinto, tan contrario a la muerte de mi corta vida: mi corta supervivencia.

Y en este hundirme y flotar, de tanto aguantar la respiración, la falta de aire (esa brisa fresca que acaricia mi rostro y ondea mis cabellos) envenenará la sangre que ya empieza a cuajárseme dentro. Pesada y oscura.

Pero hasta entonces, no dejaré de luchar, de sentir, de vivir cada momento. La felicidad también existe. Creo haberla rozado. Me acaricio las yemas de los dedos, la saboreo. Su brevedad forma parte del misterio.

Salto, corro, vuelo. Luego tropiezo. Es cuando me estoy hundiendo; me acostumbro al tacto viscoso del fondo, ya no añoro el tacto mullido de los plácidos momentos. Pero no, no es cuestión de lucha. Hundirse y flotar. Abandonarse hasta no aparecer en la superficie una vez más. Ese será el final. Mi mente adormecida. Mecerse sin pesar, liviana, cómoda. Mi boca dibuja una sonrisa. ¿Felicidad?


1-4-04

1 comentario:

trilce dijo...

"Mecerse sin pensar".Describes la colección de síntomas que acompañan a un proceso de fiebre. ¿Será eso ser feliz?