He recordado una cámara ajena
aperturas y diafragmas, y después
imágenes en blanco y negro
la terquedad de un ojo ciego.
He recordado unas sábanas
y una mesilla, y después
las contínuas entradas y salidas
mi piel desnuda recibiendo espinas.
He recordado vuestra vergüenza
en mi cara, y después
el paseo en la orilla más triste
las olas desdibujando el camino.
He recordado nuestra última cena
con fuegos que lloran, y después
lágrimas en la servilleta
pies que se arrastran por la pesada cuesta.
Agosto de 2005
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